¡Sangre! ¡Sangre!

El clamor del pueblo se eleva a alturas inusitadas, amplificado por los medios de comunicación masiva: ¡Sangre! ¡Sangre! ¡Queremos ver sangre! ¿te fijaste? Gabriel Regino, subsecretario de seguridad pública en el D.F. dijo “A ver, a ver, espérate, no todo se resuelve así…” a la petición de un oficial que proponía resolver el asunto “limpiamente y a chingadazos” usando claves como “ver si es posible equipo negro para abrirlos y llevarlos al MP”.

Dice la cabeza de nota en el portal de Televisa EsMas.com: “Revelan acción tardía de SSP-DF en Tláhuac”. No esperaba más de los medios. Todo rapidito, peladito y en la boca. Así le gusta al pueblo. ¡Que difícil pensar, valorar, sopesar las consecuencias! ¿verdad? ¿a quién le importan las consecuencias?

¡A mi me importan las consecuencias!

Claro, a muchos les hubiese gustado la rápida acción, el despliegue de la fuerza, el pronto rescate de los agentes federales de una turba manejada, manipulada, ciega, ignorante, sucia y pendeja. ¿A muchos? desgraciadamente a la gran mayoría…. pero… ¿en este país, la gran mayoría sabe donde está parada siquiera? ¿que los separa de la misma turba sucia y pendeja que critican?

¿A quien le vamos a dar el poder supremo de decidir que o quienes deben someterse a la fuerza? ¿a un policía? ¿a un determinado policía? ¿a un político? ¡que poca memoria, carajo! hace apenas un poco más de mi edad que agarraron a palos, a balazos, a madrazos, a jóvenes por toda la capital (por todo el país, especialmente centro-sur) y ahora que unos desarrapados actuaron como actuaron, ¿pediremos las mismas acciones? ¿quienes claman por la sangre? ¿saben distinguir entre el activismo político, los movimientos sociales, la acción civil concertada, de un linchamiento?

Puede haber cosas que mejorar, estructuras que cambiar, métodos que implementar, instrucción que impartir, acciones que tomar, pero, ¿pedir que actúe de buenas a primeras la fuerza? no chinguen…

Yo me quedo con “A ver, a ver, espérate, no todo se resuelve así…”, y en toda libertad romperle el hocico a quien pretenda amenazar mis libertades civiles cuando junto con quienes compartan mis ideas, me vaya a expresar en la calle cuando se me pegue la gana.

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