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¿Trabajar Gratuitamente?

De todas las “profesiones” que existen, una de las más difíciles de ejercer, la de informático, es también una de las más menospreciadas.

Prácticamente todo aquel que tenga que ver con sistemas de cómputo, soporte técnico, desarrollo de software, instalaciones, telecomunicaciones y todo lo que suene a usar (y saber usar) computadoras ha tenido que lidiar con chambear gratis, regalar su tiempo y contribuir a que la talacha computacional sea algo que no se respete.

No solo cuando en los trabajos, a destajo, honorarios y pagos fijos quincenales, en donde no se paga bien, no se respetan los horarios (las más de las veces de todas maneras se tiene que trabajar a deshoras para no afectar las operaciones), donde lo único que se pide es un poco de respeto a una labor tan importante (para casi todo ya se usan computadoras) se maltrata a quienes trabajamos en este campo, sino también se da cuando a nivel empresa se concursa por contratos, ventas y todo lo relacionado con el rubro….

En fiestas y reuniones, en festejos y parrandas, nunca falta el comentario: “tu que sabes de computadoras, ¿no me podrías recomendar, decir, asesorar, aconsejar o echar la mano con esto, lo otro y lo de más allá?”. Si bien este tipo de pedidos se dan en todas las profesiones y oficios, la respuesta cuando no se es informático, por lo general es algo como “¡claro!, ¿porque no pasas a mi oficina o te doy mi tarjeta y me hablas y vemos un presupuesto, el caso, el asunto, o lo que sea para ver que podemos hacer?”… pero con nosotros dedicados al cómputo lo que espera la gente es algo como “¡claro! ¿en que te puedo ayudar?” y que uno resuelva el problema sin cobrar absolutamente nada, inclusive realizando visitas a domicilio.

Ya se volvió “lugar común” el que familiares, amigos y conocidos vean en el que se dedica a la solución de sus necesidades sin tener que erogar dinero. Vamos, algunos incluso no se limitan a cuestiones caseras, sino que incluso solicitan soporte y consultoría gratuitos para sus trabajos y negocios, que por lo general ya “están cubiertos” en cuanto a estos temas. El colmo se ha dado cuando los supuestos encargados de brindar los servicios de cómputo son quienes solicitan chamba gratuita y expedita.

Los “doctores de pueblo” brindan servicios médicos a sus vecinos a veces sin cobrar por ellos, pero en primer lugar hicieron un juramento hipocrático, y en segundo lugar es común que quienes no tienen recursos económicos le “paguen” a sus médicos con comida, trabajo o lo que esté a su alcance.

Los informáticos no hacemos ningún juramento hipocrático, y raras son las veces en las que se nos ofrecen otras cosas que no sean dinero por nuestros servicios (las cuales siempre serían bienvenidas).

Ambas profesiones (los médicos y los informáticos) se parecen en que los “pacientes” se enferman en los peores momentos, y hay urgencias en los dos lados. Pero el informático nunca merece el respeto que obtiene el médico. Aún cuando dependa de la buena salud de los sistemas, computadoras y comunicaciones la vida de quienes dependen de estos aparatos. Vivimos tiempos en los que las computadoras juegan un papel central en nuestras vidas, pero quienes atienden a las computadoras no reciben una recompensa por su labor y mucho menos el respeto que se merecen.

Hay situaciones inexcapables, de las que se encuentran llenos los foros de discusión de los profesionales de la informática: cuando el círculo más cercano (pareja, padres, hermanos, amigos cercanos) repite una y otra vez el mismo error: bajar programas de dudosa procedencia de Internet e instalarlos, cosas para alimentar el “dulce visual” (eye-candy) o funcionalidad inecesaria, y terminan haciendo que su máquina no funcione correctamente o no funcione del todo. Arreglar de forma repetitiva estas computadoras es algo que se podría evitar si los usuarios dejaran de practicar el “hábito riesgoso” de usar software que “alguien recomendó”. Me hace sentir simpatía por los doctores que aconsejan “oiga, como tiene la garganta, le aconsejo que no fume y se abrigue bien en invierno” y nadie les hace caso.

¿La solución? empezemos a tratarnos a nosotros mismos con el respeto que merecemos. Si bien será más difícil en los trabajos y empresas, con nuestro círculo cercano de familiares y amigos puede funcionar de forma inmediata. Respondamos pensando en la forma en la que lo haría on doctor o un abogado “ahora estamos en una reunión, fiesta, parranda o simplemente no es mi horario de trabajo, hábleme o escríbame un correo, aquí está mi tarjeta, y lo checamos”, aprendamos a cobrar, y si no es posible cobrar por alguna razón, establezcamos desde el principio una relación de respeto por lo que hacemos, para asegurar al menos que se nos trate bien y que se sigan nuestras recomendaciones.

 

Comentarios formato anterior:

Yo por lanjoe9 el lunes 21 de mayo de 2007

Por otro lado, hay gente que espera que así como el software libre se puede descargar gratuitamente, las conferencias y todo eso sean también gratuitas, y bueno, la gente que hace software libre también tiene que comer. Como le decía a una compañera que criticó el último CONSOL por tener un costo de entrada, “Sí, un congreso en el que hayan más cosas gratis, como hoteles gratis para los expositores internacionales, comida gratis para los expositores, etc.” Y también, hay gente que se mancha y cobra 400 pesos por cambiarle el estado de “predeterminado” a una impresora. En fin.

En verdad os digo… por miguel ochoa el lunes 26 de noviembre de 2007

Tienes toda la boca llena de razon! Deberia haber un “vademecum” que se hiciera publico a cada persona que adquiera un articulo que tenga mas botones que “on, off, channel, volume” (y aun esos aparatos escapan del dominio de muchos) donde se diga que cada revision causa honorarios. Muchas veces a los pocos VIP a los que les doy soporte sin costo es porque son generosos conmigo (medico del pueblo) pero cuando me “recomiendan” a un conocido para que le arregle algo, tan pronto se da cuenta de que tendra que pagar… desaparece, je! “No se valora lo que no cuesta” un saludo Charlie!!

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