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¿El fin de las instituciones?

Mucho se ha hablado de la anarquía, desde posturas serias hasta, sobre todo en estos tiempos, miedo sobrenatural a la palabra. Para desgracia de quienes se resisten con vehemencia a los cambios, la anarquía está a la vuelta de la esquina, pero no en la forma violenta que sus detractores proclaman, no. La anarquía, la desaparición de las instituciones, es un ideal en donde cada ciudadano es escuchado y atendido, es el reino de los derechos humanos. La anarquía funcional es el resultado de los tiempos en los que vivimos.

Analicemos cual es el objeto de las instituciones: fueron creadas para presentar ideas de concenso ante la imposibilidad técnica de establecer mecanismos para atender las particularidades. Esa es la forma más general de definir la necesidad de crear a las instituciones.

Por supuesto, en los tiempos en que fueron concebidas y puestas en práctica las primeras instituciones, no existían los medios para que cada particularidad fuese atendida y resuelta, sea esta particularidad de cualquier género.

Se que es difícil presentar una idea completamente en la abstracción, pero también la sola idea de presentar a todas las instituciones como un conjunto es, sobre todo en las mentes que han nacido en los tiempos de las instituciones, casi imposible. Es por esto que llegar a los ejemplos es llegar rápidamente a las contradicciones, por lo que evitaré hacerlo.

En el ideal de cualquier institución, se toma una idea central, ya sea de un particular o de un subconjunto de la sociedad, y se establecen los procesos para devolver dicha o dichas ideas a la sociedad en la forma que piensan los que encabezan a dicha institución. En ningún caso ha sido posible alcanzar dicho ideal, y esto es debido sobre todo a el problema que supone el que cada individuo en la sociedad percibe cada idea de una forma diferente, matizada, a veces incluso antagónica, pero nunca completamente igual.

En nuestros tiempos hemos tratado de establecer a la democracia como el último gran tirano que en su papel de rector reconocido y aceptado dicta la norma. Con la ayuda de la herramienta democrática, se trata de salvar el obstáculo que impide atender a todos para atender a las mayorías, excluyendo irremisiblemente a las minorías, polarizando a los indiciduos o conjuntos de individuos que cada vez más están necesitados de soluciones rápidas a sus problemas en un ambiente que cambia a ritmos cada vez más acelerados. La búsqueda de consensos es una falacia, pues en su mismo proceso se ignora el hecho de que siempre habrá tantas versiones de una misma idea como individuos que participen de ella.

La democracia es completamente inefectiva para atender los problemas de nuestros tiempos, en los que la toma de decisiones rápidas a veces son la diferencia entre la vida y la muerte. La democracia, que una vez fué una solución a medias para atender a todos ahora oprime, niega y hasta mata a quienes no comparten las mismas ideas de las mayorías.

El modelo de pensamiento en el que apelamos a las instituciones, a su mejora, a sus cambios, como salvadoras, está viciado de inicio desde que no es a través de las instituciones como se puede atender a todos. Siempre adolecerán de lo mismo: una institución nace para atender a un subconjunto de la sociedad, sea este subconjunto del tamaño que sea.

La solución está en pensar afuera de las instituciones. Cuando se plantea el problema de atender a todos y no a las mayorías siempre tenemos que preguntarnos si lo intentaremos creando una nueva institución, y si la respuesta es afirmativa, entonces estaremos lejos de la respuesta correcta.

Ahora tenemos a nuestra disposición las herramientas tecnológicas con las que realmente podemos comenzar a solucionar el problema. Realmente se puede atender a todos y en tiempos realmente cortos. Pero antes de llegar a la solución con la desaparición de las instituciones, debemos definir que es lo que queremos que haga por nosotros y cuales son las condiciones para que todos participen.

 

Bases

 

  • Todos deben poder participar, y ningún individuo o conjunto de individuos debe tener prioridad sobre otro individuo o conjunto de individuos
  • Debe haber reglas mínimas que promuevan el que ninguna idea interfiera con el desarrollo de otra idea, y esas reglas no deben ser limitativas hasta el punto de frenar la puesta en marcha de nuevas ideas
  • La toma de decisiones debe ser rápida y expedita
  • El sistema no debe estar limitado a una localidad geográfica

¿Un sueño?

Hoy ya existen sistemas que operan, al menos en este momento de no ser limitados indiscriminados en el futuro, con estas bases, y son esos mismos sistemas los que pueden habilitar la capacidad de implementación de una sociedad sin necesidad de instituciones.

Claro, para implementarlos es necesario que primero lleguen a disponibilidad de todos los individuos. Y de hecho, si no nos damos prisa en dar los primeros pasos, los que encabezan a las instituciones y ven amenazados los principios de fundación de las mismas se darán prisa en impedir que esto suceda.

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