Continuando con lo que escribí acerca de las corridas de toros (fiesta brava), sigo con el tema de lo que a primera vista parece que es bueno, pero solo sirve para distraer de las cosas que realmente importan.La universalidad de la ignorancia, la güeba por conocer, la empatía por las ideas que son populares y el deseo de pertenecer a grupos y comunidades de ideas afines hacen presa fácil del incauto, lo suman y aglutinan sin cesar en el largo río de defensoras de foquitas bebé, delfines, ositos y demás cursilerías del apartado de los peluches de la tienda de regalos.
La violencia de la imagen de unos inexpresivos ojos negros sobre el fondo blanco y peludo, redondo, digno de la mano de algún dibujante invisible de tarjetas para toda ocasión, siendo aporreada a palazos hasta manchar de rojo la blanca nieve sobre la que el animal yace completamente indefenso es simplemente auto-descriptiva: es un acto cruel, horrible, descorazonador…
Los ojos apagados, vidriosos, estáticos sobre el fondo gris pero sin brillo de la piel de un delfín atrapado en una red junto con un inmenso cardúmen de atún, que contrasta enormemente con el video en el que vemos al mismo cetáceo jugando a caminar en la superficie del mar, o jugando a las carreras con la quilla de un enorme barco…
La enorme ballena arrastrada con enormes ganchos hacia el interior de un barco diseñado exprofeso, en el que luego la destazarán y del cual correrá un río de sangre que terminará por teñir del mismo color el mar que rodea al navío…
Todas son imágenes duras, fuertes, pero simples. Nada complejo. De la tendencia de antropomorfizar a estos animales (y asignarles así actitudes comparables con las humanas como el hablar) pero olvidando que todos son lo mismo que en el resto animal (todos cagan, mean, se aparean, paren, se mueren) nace el deseo de protejerlos, cuidarlos, como si algo los hiciese diferentes de todo lo demás que matamos, consumimos, vestimos o simplemente ritualizamos.
A la gente le gusta todo peladito y en la boca. No saben y no quieren pensar. Algo más complejo que las imágenes antes descritas es demasiado para sus cabecitas atiborradas de lo que consumen en los medios tradicionales.
La esclavitud cuasi-remunerada del empleo, el concepto idiota de “propiedad intelectual”, los beneficios de la exploración espacial… cosas que realmente importan, que afectan sus vidas todos los días, son demasiado para sus pobres intelectos.
Prácticamente todo lo que comen, visten, usan, utilizan, fue´algo vivo, quizás no con esas formas, ese encanto, esas vistas (las plantas no gritan, por ejemplo), pero les vale madres… en su infinita simpleza, se contentan con lo poco que entienden, y se suman a causas sin ningún sentido…