“No veo, no oigo, no digo” es la actitud de los padres mexicanos ante el fraude de la “educación”. En escuelas públicas y privadas (ojo: hay más escuelas públicas de excelencia) los resultados no existen. Los resultados de la prueba PISA establecen el nivel que tendrán las próximas décadas en el mercado laboral los egresados, y es deprimente. Cumplir como padre NO es “enviar a los hijos a la escuela” y nada más. De hecho, cumplir es brindarles la mejor educación, y no simplemente delegarla. No basta con quejarse y exigir. Hay que actuar. No hay pretextos. Cuando veo a un padre lleno de orgullo, espetarme con los resultados de sus vástagos cuando se entera de que decidí no enviarlos a la escuela, no veo más que ignorancia. Pobres chavos…
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