Siendo crítico y escéptico tenía que atestiguar por cuenta propia el estado actual de las elecciones en México. Ser así es algo raro en un país de “jugadores de tribuna”, acostumbrados a consumir pasivamente lo que los medios les ponen en la mesa, para rejurgitarlo después y volverlo a mascar junto con sus congeneres.
Esta es la crónica de mi asistencia a la Segunda Asamblea Informativa convocada por Andrés Manuel López Obrador y el PRD en el zócalo de la Ciudad de México el día de hoy.
Decidí irme en bici, pues no vivo tan lejos del zócalo. Dado el tráfico de
este hermoso domingo el viaje fué rápido y agradable. El único contratiempo que tuve fué que no me dejaron subir a Reforma (a la altura de la Torre Mayor) en el primer bloqueo vehicular, pero al tomar por el segundo me dí cuenta de la razón: fuí a parar al carril que no estaba ocupado por los manifestantes.
Los habituales habitantes de la zona de Polanco hacían jogging y paseaban con sus familias en bicicleta. Era una imagen no acostumbrada en la ciudad: sin tráfico vehicular, la zona había sido tomada por manifestantes que marchaban pacíficos hacia el zócalo en un carril y en el otro bicicletas, patines, triciclos y tenis.
Arribé a dicho punto al filo de las 12:30pm, y la cita oficial había sido a las 11:00am, así que habiendo leído que los primeros en llegar al zócalo lo habían hecho a las 8:30am y viendo lo nutrida que estaba la asistencia en ese punto a esa hora, me imaginé que realmente la convocatoria había sido muy exitosa. Más adelante descubriría que había pasado con mayor exactitud.
En la misma zona, el primer vendedor: listones amarillos con la leyenda “NO SE ME APENDEJE, TODOS CON EL PEJE” a 2 X $5.00 pesos. Compré 2 y me puse mi salvo-conducto. No soy simpatizante ni del PRD ni de AMLO, pero ir bien vestido, y en bici de montaña, me hacía destacar entre la multitud.
Llegando a la glorieta de Colón, se hizo evidente que no iba a llegar por Juárez. Había pantallas gigantes instaladas estratégicamente para disminuir la presión de los asistentes por ingresar al zócalo, pero mi objetivo era precisamente ese. Ahí fué cuando se presentó un problema mecánico que habría de disminuir mi velocidad: la rueda trasera de mi bici se empezó a desinflar. Luego de “repostar” aire en la gasolinería de Insurgentes y Reforma, me dirigí a la siguiente gasolinería disponible (y la única en el centro histórico), en Bolívar y Regina.
Llendo por Artículo 123 y llegando a Eje Central, arribé a lo que parecía un “sitio” improvisado de bici-taxis, muy demandados para llegar cómodamente al zócalo en tiempo y forma. Luego de llenar de aire nuevamente la rueda trasera de mi bici, mi ruta me llevó a ver como en la pantalla instalada en 16 de Septiembre anunciaba al “gran actor vetado en Televisa” Vichir cantar un corrido dedicado a AMLO de su propia inspiración. Mi ruta de llegada se perfilaba por la Suprema Corte de Justicia y Palacio Nacional.
La “vendimia” se hizo por primera vez evidente. Había desde libros (“con las manos sucias”) hasta cachuchas rojas a $10.00 pesos., pasando por los videos de Mandoki (“¿Quién es el Sr. López?”) y toda la parafernalia trasnochada del Ché Guevara, el EZLN, etc.
No me importó estar ubicado en un costado del templete principal, pero el sol estaba cayendo a plomo. La inclemencia solar casi me hace comprar una de las cachuchas rojas, pero vi la oportunidad de broncearme al mismo tiempo. Llegué con mi bici hasta un improvisado puesto donde vendían refrescos. No dejó de sorprenderme que durante todo el evento entraran y salieran asistentes (excepto cuando tomó la palabra AMLO).
El sonido anunciaba a Eugenia León (nunca me ha gustado) y me tuve que aguantar otro “corrido”, este extremadamente largo. El momento “zen” vino inmediatamente después, cuando se dijo que estan dos enormes figuras intelecuales a nivel mundial: se nombŕo a Sergio Pitol y nadie dijo nada (incluso hubo algunas risas ahogadas), y luego a Carlos Mosiváis (quien fué vitoreado); el primero leyó un documento que no quedó claro si era de autoría propia o conjunta. Coincido con el que la campaña del PAN, casi exclusivamente dedicada a tachar de peligroso a AMLO fué una verdadera porquería (pero fué efectiva, no podía esperar menos de los mexicanitos).
Siguió Rosario Ibarra, quien hizo un llamado al ejército a hacer patente su parecer político, fuese cual fuese (aunque claro, esperando apoyo a AMLO) y a que dejara de permanecer “callado”.
En varios momentos se anunciaba por donde iba AMLO, hasta que llegó al zócalo. Se lanzaron cohetes y globos amarillos (menos que otras veces) y comenzó su discurso. Los puntos centrales fueron el llamado a las movilizaciones pacíficas, el conteo “voto por voto, casilla por casilla” (acompañado de una letanía/salmo al respecto), la convicción de que luego del conteo obtendría la victoria y el llamado a la siguiente concentración para el domingo 30, en el mismo lugar.
El ambiente era de auténtica asamblea ciudadana, pues todo mundo intercambiaba puntos de vista, incluso durante el discurso de AMLO. Había asistentes de todos los estados de la república, y, si me preguntan, diría (conservadoramente) que la mitad de quienes estábamos ahí habían llegado de fuera de la ciudad. Si me preguntan, diría que estos caían en la definición de “acarreados”. Si me preguntan, diría que nadie parecía haber sido “obligado” al estilo priísta (luego entonces, hay varios tipos de acarreados). Había muchos campesinos e indígenas oaxaqueños. Muchos traían celulares. Que imágenes tan contrastantes… Aún con tanto “acarreado”, e incluso tomando en cuenta su proporción, la asistencia fué más que notable.
Terminando AMLO su discurso (coincido en el “voto por voto, casilla por casilla”, pues no es ilegal y puede dirimir perfectamente una elección cerrada, así es en el resto del mundo, pero México se “cuece” aparte), el cielo se empezó a cerrar y anunciaba lluvia. Decidí esperarme 30 minutos a que la gente se dispersara de las salidas del lugar para evitar un conocido apachurramiento por las prisas.
Me dirigía a la gasolinería de Boívar y Regina a re-cargar aire cuando empezó a llover. Era una lluvia ligera, muy agradable enmedio de tanto calor. De ahí llegué rápidamente a Televisa Chapultepec, y de ahí hasta Insurgentes. Llegando a Alvaro Obregón llovió más fuerte, pero solo unos minutos, me tuve que guarecer mientras tanto bajo un techito. Volví a cargar aire en la gasolinería de Benjamín Franklin y llegué a casa casi a las 4:00pm en punto.
De mi asistencia al zócalo pude deducir que:
- Estos eventos no llaman a nadie a la violencia, al contrario, se hace hincapié en que todo movimiento deberá ser pacífico.
- La petición específica de todo esto es el conteo “voto por voto, casilla por casilla”
- Si hubo “acarreados”, pero felices de serlo 🙂 pero fueron muy numerosos. Esto no habla bien del poder de convocatoria y no beneficia a AMLO.
- No hay nada de que alarmarse, excepto de las reacciones desmedidas de algunos panistas que anuncian el Armagedón.
- Viajar en bici al centro es padrísimo, pero hay que checar las condiciones de mi bici 😉