Leí un post de Cory Doctorow en BoingBoing acerca de una especie de asociación anti-fraude para escritores y me dió curiosidad por ver tanto el tema como el contenido de dicha organización. Cual sería mi sorpresa de que la mayor parte de los signos que ellos enlistan como advertencias para el incauto escitor también aplican para prácticamente cualquier negocio:
- Una editorial de vanidad que se muestra a si misma como una pequeña editorial o una editorial tradicional. Una editorial que no se presenta a si misma de forma honesta no es probablemente una editorial que será honesta en el futuro.
- Términos como “co-operación”, “asociación de negocios” o “sociedad”, o cualquier otro término o frase que sugiera que la editorial hará una inversión similar a la que harás tu. Una editorial de vanidad obtiene sus ingresos de lo que le cobra a los autores. No es probable que invierta sus propios recursos.
- Una petición de compartir gastos. Ver el punto anterior. Esto es usualmente unaexageración en el mejor de los casos y una mentira en el peor de los casos.
- Una referencia de una agencia literaria o de un editor freelance. Los agentes literarios con una buena reputación y los editores freelance no trabajan con editoriales que cobran. Punto. Los que lo hacen o están recibiendo una tajada de la editorial, o son propietarils de dicha editorial (posiblemente con un presta-nombres), o son incompetentes. Cualquiera que sea la razón, son malas noticias.
- La promesa (explícita o implícita) de una ganancia. Algunas editoriales de vanidad proveen una “proyección típica de ventas” muy bien presentada, que muestra como pueden hacerse miles de dólares si se agota la primera edición. De hecho, por las razones anteriores, es extremadamente difćil siquiera salir de gastos de un libro publicado en una editorial de vanidad. Una editorial de vanidad con ética no promete ganancias; de hecho, advertiría del hecho de que los libros publicados por vanidad raramente recuperan los gastos.
- Responden a solicitudes de información de forma rebuscada o simplemente no lo hacen. Estás pagando por el servicio, así que tienes el derecho a que todas tus preguntas sean respondidas en tiempo y forma. Si una editorial de vanidad se niega a proveer referencias, o se limita a dar detalles acerca de contratos, acuerdos, agendas de producción, márketing y cosas así, está actuando de forma sospechosa.
- Se niegan a dar un precio en firme. El monto exacto que se espera que uno paga debe ser dado desde el inicio (e inlcuído en el cotrato), incluyendo cualquier extra, como lo es almacenaje o márketing. No deben hacerse tratos con editoriales que son vagos en cuanto al dinero – por ejemplo, una editorial puede decir que los precios no pueden darse hasta que los libros están impresos (en cuyo caso puedes terminar pagando un “diferencial” mucho mayor), o que el almacenaje será cargado “a la discreción de la editorial” (en cuyo caso puedes ser objeto de gastos adicionales enormes).
- Promesas verbales que no son duplicadas en el contrato. Algunas editoriales de vanidad/subsidio tratan de suavizar las tensiones prometiendo muchas cosas, como el reembolsso total o parcial de sus costos si el libro no se vende en un tiempo determinado. Sin embargo, si dichas promesas no son incluídas en el contrato, tendrás pocos recursos para demandar su complimiento (precísamente por que las editoriales sin ética no las ponen por escrito). Si la editorial tiene la voluntad de prometer algo, debe ser algo que deben tener la voluntad de poner por escrito en el contrato.
- Elogios y/o promesas extravagantes. El hacer elogios extravagantes es una forma de cerrar la venta: una editorial de vanidad/subsidio tiene muy pocas razones para que le importa si el trabajo a publicar es bueno o malo, desde que reciben un pago por publicarlo. Y si una editorial afirma que puede posicionarte llevándote a programas de cobertura nacional, o dice que su departamento de publicidad organizará un tour de 30 ciudades o una campaña nacional de firma de libros, hay que ser en extremo escéptico. Incluso algunas de las editoriales que pagan adelantos y regalías no proveeran esas prestaciones para la mayoría de sus autores.
- Un doble estándard. Las editoriales de vanidad/subsidio deshonestas algunas veces engatuzan a los escritores diciendo que no pueden hacer contratos regulares con alguien si no ha sido publicado, pero de todas maneras estarían dispuestos a dividir los costos y las regalías de un libro. O pueden decirte que ya han usado todo el dinero para adelantos que tenían programado para todo el año, pero estarían dispuestos a trabajar de “modo co-operativo”. O pueden prometer que publicarán el segundo libro sin ningún cargo si es que el primer libro se vende bien.
- Presión. Una editorial de vanidad/subsidio sin una buena reputación querrá cerrar el trato lo más rápido posible, antes de que cambies de parecer. Ten cuidado, entonces, del que si una editorial te dice que la oferta es “por tiempo limitado” o que las circunstancias (sin especificar cuales) requieren que “actués de inmediato”. Son formas de cerrar la venta y nada más.
Todos estos casos son asombrosamente aplicables a cualquier tipo de negocio, y no únicamente artístico (o como en este caso, de escritores y editoriales). Son signos que indican que alguien está tratando de engañar al otro, y casi siempre van acompañados de una sensación de presión, muy parecida a aquellos desayunos a los que lo invitaban a uno para adquirir propiedades o tiempos compartidos en el pasado, que afortunadamente ya han pasado de moda…