Los medios de comunicación masiva, instituciones al fin y al cabo, tuvieron su época y agonizan para ser sustituídos rápidamente por el uso distribuído de la tecnología. Pero rápidamente debe ser tomado como un concepto relativo al tiempo que llevan existiendo. Desde los primeros experimientos de Hertz hasta las aplicaciones de Marconi, y luego la puesta en marcha de proyectos comerciales para distribuir contenidos usando como medio de propagación al aire por medio de radiofrecuencias (osea: la aparición de estos medios de comunicación) no ha pasado mucho tiempo. En ese contexto, rápido no llevará más de una década.
La aparición de la tecnología de forma masiva en las manos de los ciudadanos, que hará desaparecer a los medios tradicionales (ojo: desaparecer es distinto a transformar) llevará aún menos tiempo. Hoy casi nadie se acuerda de lo que era comunicarse antes de la Internet, y parece mentira que haya llevado menos de 10 años tan radical cambio en la forma en la que convivimos.
Los medios tradicionales se están dando cuenta muy poco a poco de lo que está por suceder, y sus “intentos” para mantenerse a flote están severamente limitados. Es frecuente encontrar los programas en los que se invita a participar al público de una u otra manera, se está incluyendo a Internet (aunque de una forma increíblemente limitada a la mensajería instantánea y a los e-mails), pero siempre estarán los mismos límites (la censura, el tiempo, el formato) y nunca se podrá evolucionar desde allí.
Los ciudadanos están encontrando otras formas para poder expresarse, para dar cobertura a sus propias noticias, para opinar sobre los temas, para ser ellos su propia fuente. Y todo esto no es posible sin el uso de la tecnología, sin Internet.
¿De que adolecen los medios? de espacios temporales súmamente limitados, de depender de la publicidad (propia y de terceros) para sobrevivir, de ser extremadamente caros, de haber formado dinastías y clanes reduciendo la competitividad para hacerse de un espacio con sangre nueva, de no contar con capacidades multiformato, de soportar pesadas cargas corporativas y por ello ser extremadamente lentos para el cambio…. en fin… se podrían listar muchas más dolencias de los medios tradicionales, dolencias que no se pueden curar, males que arrastrarán hasta el fin de sus días. Siendo el más importante de estos males el licenciamiento de las frecuencias, que data de los cavernarios tiempos en los que era necesario proteger las frecuencias en las que se transmitía para evitar las interferencias, cosa que hoy ya no es problema y que ha derivado en que nos quiten a los ciudadanos la posibilidad de usar el espectro electromagnético como ancho de banda abundante, gratuito y omnipresente, como el mismo aire: hoy aún tenemos que pagar por el ancho de banda. Ridículo: solo con enormes capitales es posible subastar el uso exclusivo de un segmento del espectro electromagnético, que solo las grandes corporaciones pueden gastar.
Pero antes, estos problemas solo eran aparentes para quienes conocían de los medios, y ahora son un malestar generalizado de las audiencias.
Hoy el ciudadano común se siente cada vez más incómodo con los medios tradicionales, porque no piensan como el, porque no lo dicen todo, porque no lo satisfacen, porque sabe que los contenidos podrían ser mejores, porque tiene muchas más opciones, porque se da cuenta de que en la lucha por el rating los perdedores son siempre todos.
El ciudadano común se la cree: que solo las grandes compañías pueden tener un medio masivo de comunicación, que es necesario limitar la cantidad de transmisiones para mejorar la calidad de estas, que es necesario regular hasta los confines de lo imposible los contenidos para proteger a los mismos ciudadanos de ellos mismos, que no puede haber algo mejor o que sería algo muy complicado… y nada está más lejos de la realidad… y a los poderosos intereses detrás de los medios les interesa conservar estos cotos de poder y preservar esas ideas, aún a costa de limitar la libertad y participación de los ciudadanos a quienes dicen servir.
Pero tratar de ocultarlo es tan imbécil como intentar tapar el sol con un dedo, como callar a quienes pueden copiar DVDs o CDs o MP3 o lo que sea, siempre habrá quien aprenda y lo haga, y siempre habrá alguien que diga que es malo, que es un crimen, en lugar de buscar nuevos modelos de negocio…
Es solo cuestión de tiempo, y será rápido en la época en la que tenemos a la Internet para difundir los métodos, las alternativas, la libertad.
Comentarios formato anterior:
libertad. por Cecilia Inzunza Faùndez. el jueves 9 de diciembre de 2004
El derecho de la libertad lo tienen todos las personas que existen en el mundo, aùnque ayan cometido cosas horrorosas como por ej: crimenes donde han matado a toda su familia por la drogadicciòn.
Igual la libertad la tienen los animales como el derecho a vivir, sin ser dañados por el hombre o por cualquier otra cosa,que lo pueda dañar .