A Gabrielita y a Jorgito no les dijeron que habían salido de la primaria. Y dado ese motivo, el par no para de hablar, actuar y hasta pretextar como si no estuviesen ya grandecitos y llenos de pelos por todas partes desde hace ya muchos años. Por ello, no encontraron (ni van a encontrar) razón alguna para explicar porqué supieron con celeridad, y antes que nadie, que el tristemente célebre expediente de “El Encino” y por el cual se desaforó a Andrés Manuel López Obrador iba a ser consignado, y prestos, raudos y veloces (y de seguro aún chupando una paletota roja y redonda, al compás de los brincos de la Pantera Rosa) se fueron a una sucursal de Bansefi a pagar la fianza de AMLO, y la diputada Gabriela Cuevas y el diputadillo (nadie lo eligió, pobrecito plurinominal) Jorge Lara salen y saldrán en la foto como niños buenos. ¿Será delito que tengan relaciones sexuales? hay leyes en contra de la pedofilia…
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Pensé que no iba a escribir nada sobre la muerte de Juan Pablo II, y no lo voy a hacer. Pero de forma relacionada he de decir lo siguiente acerca de su recién nombrado sucesor, ex-cardenal Ratzinger, ahora papa Benedictus XVI: El discurso que pronunció en la última misa celebrada en la basílica de San Pedro, que muchos vieron como su promoción como papable, concuerda con mi visión sobre la congruencia: un conjunto maduro de creencias (o, en caso de los no-creyentes, de reglas) no anda cambiando según el viento del momento, no se ajusta a los tiempos, es constante y se respeta. Y agrego yo: respetar las propias reglas, aún a costa de algún beneficio, es respetarse a si mismo. Quien se falte al respeto, no merece el respeto de nadie. Unica coincidencia con el sr. Ratzinger / Benedictus XVI. Dicho lo cual, finiquitado el asunto.
Muy temprano por la mañana, me había quedado de ver con unos amigos para ir a la manifestación en el zócalo capitalino. Eran las 6:30am (la concentración estaba citada para las 9:00am) y era jueves. Llegué, como de costumbre, temprano a la cita. Del metro Hidalgo a la entrada del hotel Sheraton Centro Histórico, en la avenida Juárez, solo son unos pasos. Nunca había estado ahí tan temprano, y la vista de una ciudad dormida (pero tan dormida) da paso rápido al trajín de todos los días. Era jueves (día laboral, enmedio de una semana cualquiera), y no se hicieron esperar aquellos que desde muy temprano limpian la calle, venden tamales afuera del metro y preparan la metrópoli para aquellos que más tarde han de usarla. Me senté en una banca justo en la entrada del moderno hotel, y esperé.
En México los consumidores no están organizados, pero cuentan con la ayuda y protección de la Procuraduría Federal del Consumidor. Hoy que se festeja el día del consumidor, nuestro tema es la falta de organización de los propios consumidores.
Existe un método en la academia para ser considerado “investigador”: si no publicas, no existes, y si no existes, no serás “investigador”. Eso es todo. El método es, en sí, estúpido, pues el aspirante a “investigador”, o el que ya le fué puesto el título y desea conservarlo, debe publicar indiscriminadamente. En la mayoría de los casos, en las llamadas “ciencias exactas”, me he topado con publicaciones que dan lástima. Tal parece que el pobre ejercicio de la tesis de titulación, se conseva a lo largo de la vida académica de muchos. Porquerías y basura se suma todos los días a los atiborrados estantes de las universidades. Mientras que la tesis sea un requisito para titularse, y mientras que para continuar en la academia sea necesario publicar y publicar, el astuto y holgazán llenará esos requisitos solo por cumplir, y no para innovar, descubrir, refutar o concordar. Pero en las mal llamadas “ciencias sociales” no hay para donde hacerse, porque son pocos los que persiguen innovar, descubrir, refutar o concordar. La mayoría sufre solamente de verborrea cerebral crónica, dado que la propia naturaleza de esas ciencias dá para escribir bibliotecas enteras, sin que nadie pueda refutar o concordar, con interminables bibliografías que crecen ad infinitum siendo, a veces, más extensas que las lastimosas publicaciones.
Ah… El Universal… (online), pero no son los únicos, ya que en mi país, los medios se invisten como jueces y les vale ¿como no? Como siempre, juzgan a la menor provocación, y para muestra, la nota hace de botón.
No hay límite para el fracaso, la ineptitud o de plano plena estupidéz del flamante titular de la Procuraduría General de la República, el (voz de militar recitando los nombres de los niños héroes, por favor) General Rafael Marcial Macedo de la Concha (¡lo juro! ¡si se llama Marcial!, al menos eso dice la página de la Presidencia). Falta que a ti (que lees esta página) o a tu mamá (que probablemente no la lee) los quieran meter al bote por cualquier motivo (por tener una página como esta, por estudiar en Filosofía, Economía o a veces hasta Ciencias Políticas en la UNAM, de preferencia, claro), y a este mequetrefe solo le bastaría con tener un supuesto testigo que dijera lo apropiado, y ¡al tanque!
La Constitución de los Estados Unidos Mexicanos está diseñada para que, con respcto al culto religioso, no solo se pueda profesar el que a un ciudadano se le venga en gana, se le ocurra o invente, sino que definiendo un Estado Laico, nunca se oficialice o privilegie creencia alguna, y así se asegure una amplia libertad para que el crédulo ande por la vida pensando en el Hada Madrina, en Juan Pestañas o en quien se ponga enfrente (o atrás).
De todos es conocida la linda y preciosa postura respecto a la tolerancia y a la libertad de expresión del actual presidente de México, Vicente Fox. Pero también es conocida su profunda falta de tolerancia respecto de los enfermos de SIDA en el ejército y el enojo, desprecio y hasta acción en contra de quienes disienten de sus dichos. Hoy seré breve: el haber detenido a cinco perredistas luego de un evento celebrado el día de ayer en San Luis Potosí, territorio panista a cargo del gobernante en turno Marcelo de los Santos Fraga, solo por haber llevado un megáfono y una manta y gritar “Obrador, Obrador, Obrador, no al desafuero!” se llama represión, se llama atropello en contra de la libertad de expresión, se llama contradicción (una más) y a cualquier amenaza al derecho de expresarse, a cualquier Derecho Humano por parte de cualquier persona, solo merece una enérgica acción de parte de los ciudadanos que se dignen de serlo, que no permitan que se les pisoteen sus derechos. Cualquier intento de defensa, por parte de la división de maricones del PAN (no todos son así, pero desgraciadamente son los más gritonsitos y escandalosos) con argumentos del tipo “se atentó contra la seguridad del presidente”, solo denota donde está la seguridad del individuo, en los calzones de su esposa, seguramente, porque en lo que juró defender luego de ser electo, ni madres…
Absolutamente nadie debería estar encarcelado, o sufriendo un proceso penal, debido a una certeza moral. Ningún ciudadano, por más señalado o acusado que sea, debe estar privado de ninguna de sus garantías constitucionales sin haber pruebas en su contra. El caso de Raúl Salinas de Gortari es para Ripley, pues hoy cumple 10 años provado de su libertad, sin ninguna prueba en su contra. Tal y como muchos mexicanos (e incluso extranjeros, algunos vascos, ¿verdad, Vicente?), el caso de Salinas es una prueba más de lo verdaderamente jodido que es nuestro muy odiado, asqueroso, retrasado e imbécil Sistema de Seguridad Pública y Justicia Penal.