La administración de Vicente Fox terminó con el impasse que ellos mismos generaron con el gobierno del Distrito Federal, cuando a todas luces una bola de nieve se convirtió en una avalancha que amanazaba con aplastar a las ya de por si jodidas instituciones del país. Pero en el proceso, todos hemos perdido algo muy valioso: la noble aspiración a un Estado de Derecho de un pueblo.
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De todos es conocida la linda y preciosa postura respecto a la tolerancia y a la libertad de expresión del actual presidente de México, Vicente Fox. Pero también es conocida su profunda falta de tolerancia respecto de los enfermos de SIDA en el ejército y el enojo, desprecio y hasta acción en contra de quienes disienten de sus dichos. Hoy seré breve: el haber detenido a cinco perredistas luego de un evento celebrado el día de ayer en San Luis Potosí, territorio panista a cargo del gobernante en turno Marcelo de los Santos Fraga, solo por haber llevado un megáfono y una manta y gritar “Obrador, Obrador, Obrador, no al desafuero!” se llama represión, se llama atropello en contra de la libertad de expresión, se llama contradicción (una más) y a cualquier amenaza al derecho de expresarse, a cualquier Derecho Humano por parte de cualquier persona, solo merece una enérgica acción de parte de los ciudadanos que se dignen de serlo, que no permitan que se les pisoteen sus derechos. Cualquier intento de defensa, por parte de la división de maricones del PAN (no todos son así, pero desgraciadamente son los más gritonsitos y escandalosos) con argumentos del tipo “se atentó contra la seguridad del presidente”, solo denota donde está la seguridad del individuo, en los calzones de su esposa, seguramente, porque en lo que juró defender luego de ser electo, ni madres…
Muchos dicen que Vicente Fox es un hombre bueno, bien intencionado, buena onda, que lo que le falla es su gabinete, la gente que lo asesora. Lo que es cierto, es que es incongruente, y, por tanto, mentiroso.
Está todo muy claro, pero siempre habrá quien le busque tres piés al gato. José Luis Figueroa, ahora ex-comisionado de la PFP, se fué por inepto, mientras que Marcelo Ebrard Casaubón, ahora ex-secretario de seguridad del D.F., se fué por peligroso.