¿Quién espera algo, siquiera mediocre, de parte de la pomposa y mal llamada “Unión Nacional de Padres de Familia”? Ciertamente yo no. El tema no es lo retorcido que este conjunto de primates tenga el concepto de lo que deba ser la familia, la tolerancia, la democracia y todos los valores que conforman a esta nación, sino que a estos idiotas, imbéciles, retrógrados, estúpidos, cerrados, y todos los calificativos execrables que se me ocurran, se les ocurrió cuestionar la campaña de la Secretaría de Salud para promover la tolerancia a los homosexuales. El asunto se configura como algo súmamente interesante ya que recientemente se ha puesto sobre la mesa el tema de la tolerancia y la ilegalidad de esta en distintos ámbitos.