Muy temprano por la mañana, me había quedado de ver con unos amigos para ir a la manifestación en el zócalo capitalino. Eran las 6:30am (la concentración estaba citada para las 9:00am) y era jueves. Llegué, como de costumbre, temprano a la cita. Del metro Hidalgo a la entrada del hotel Sheraton Centro Histórico, en la avenida Juárez, solo son unos pasos. Nunca había estado ahí tan temprano, y la vista de una ciudad dormida (pero tan dormida) da paso rápido al trajín de todos los días. Era jueves (día laboral, enmedio de una semana cualquiera), y no se hicieron esperar aquellos que desde muy temprano limpian la calle, venden tamales afuera del metro y preparan la metrópoli para aquellos que más tarde han de usarla. Me senté en una banca justo en la entrada del moderno hotel, y esperé.