Con el “Tata” Arvizu se va el doblaje creativo, chingón, libre. Hoy el doblaje no es otra cosa que la traducción hablada, a veces con algunas bromas locales de mal gusto. Para acabarla de chingar el doblaje es el descanso de padres güebones criando hijos güebones, para que lean menos, o ignoren principalmente el inglés. Arvizu no tenía lugar en estos tiempos, en los que incluso se sanciona el parecido de las voces con las estrellas del momento de otros países, y todavía los que hacen doblaje salen con un “orgullo” estúpido, insípido, falaz… el orgullo de una sombra.