Absolutamente nadie debería estar encarcelado, o sufriendo un proceso penal, debido a una certeza moral. Ningún ciudadano, por más señalado o acusado que sea, debe estar privado de ninguna de sus garantías constitucionales sin haber pruebas en su contra. El caso de Raúl Salinas de Gortari es para Ripley, pues hoy cumple 10 años provado de su libertad, sin ninguna prueba en su contra. Tal y como muchos mexicanos (e incluso extranjeros, algunos vascos, ¿verdad, Vicente?), el caso de Salinas es una prueba más de lo verdaderamente jodido que es nuestro muy odiado, asqueroso, retrasado e imbécil Sistema de Seguridad Pública y Justicia Penal.