Felipe Calderón, actual presidente de México, usó para su campaña la palabra empleo como un estandarte. Aunque la técnica no es privativa de este país, es un buen ejemplo de lo importante que es esta palabra para cualquier grupo de votantes. Tengo un problema personal en contra del uso del término empleo, pues automáticamente remite a que lo mismo se emplea a una herramienta para realizar un trabajo, que a una persona. El uso de la analogía entre “recursos materiales” y “recursos humanos” es una aberración que ha costado mucha sangre en toda revolución armada, y cuyo precio está lejos de saldarse porque ha pasado (de nuevo) a ser instrumentada de forma cotidiana.