A últimas fechas se ha dado una verdadera oleada de “efervecencia” política, de dimes y diretes, de broncas, gritos y sobrerazos. Lo que me sorprende es que provenga de una manada de representantes no electos, de gente por la que nadie votó, pero que por leyes que en su momento sirvieron para traer pluralidad a un congreso que estaba monopolizado por el PRI, hoy solo sirven para alborotar e intentar llevar agua a su molino.